Source : Esfuerzo y Servicio Desinteresados
El título de este artículo no pretende ser sensacionalista, menos aún
irrespetuoso. Está tomado de las declaraciones de uno de los jefes del aquel
partido, que atribuye a sus enemigos ser “lacayos
de los ricos”, aserción que vela lo obvio, que Podemos es eso exactamente…
¿Quién y por qué han creado a Podemos? Uno de los más importantes
diarios españoles sostiene que éste avanza “desde
la calle hacia el poder”, lo que es inexacto, pues su punto de partida han
sido los grandes medios de comunicación, controlados por el capital financiero,
las multinacionales y el Estado. Éstos son el origen de Podemos, no “la calle”. Desde luego, no es decisión
de “la calle” que el diario más
inteligente de la derecha dedique, una semana antes de las elecciones del 24-M,
una larguísima entrevista a Pablo Iglesias, realizada por su director, algo
antes nunca antes visto por su extensión y untuosidad hacia el Nuevo Caudillo
de España. Tampoco forma parte de “la
calle” Berlusconi, cuyas televisiones han aupado a Podemos.
Hubo un tiempo en que los jefes de Podemos eran un ínfimo componente de
la vetusta izquierda estalinista (fascista de izquierda) dentro del gueto
político, que vegetaban aferrados a una revista con pocos lectores, “Contrapoder”,
financiada con el dinero del capitalismo de Estado de Venezuela y del
islamofascismo iraní. “Alguien”, al concluir que el statu quo español necesitaba
una gran operación estratégica de Estado que renovase la oferta partidista para
realizar determinadas metas políticas y económicas, se fijó en ellos y
determinó lanzarles al estrellato, igual que se hace con un refresco estomagante,
un cantante infumable, un artista “trasgresor” o un intelectual “inconformista”.
Es mera mercadotecnia: se invierte dinero en un producto y se cosechan los
resultados[1].
Más demostrativo aún es el caso de su jefe, el Caudillo IV de España
(tras Franco, Felipe González y Belén Esteban), pues la “ciencia
mercadotécnica” ha convertido a un sujeto inculto, mediocre y casposo es un
estadista supuestamente fabuloso y carismático, ante el que se prosternan masas
de gentes con poca sal en la mollera, adscritas al mantra “más-más-más/dame-dame-dame di-ne-ro”. Por ejemplo, el pasado 31 de
enero, fecha que debe de quedar para ser estudiada dentro de lo que algunos
antropólogos describen como necesidad del ser humano de adorar ídolos,
arrodillarse ante tiranos, vitorear al “amado líder” y practicar el servilismo.
Se comprende: los seres nada, colmados de autoodio y deseosos de ser dominados
y engañados, necesitan un nuevo instrumento que satisfaga su masoquismo,
complejos de inferioridad y auto-destructividad.
Pero, ¿quién y por qué ha creado a Podemos? Considerando los cientos de
millones que ya han invertido los poderes fácticos en él, tenemos que estar
seguros de que la cosa es muy seria. Nunca tendremos acceso a los datos clave en
esta cuestión, pues ni éstos ni ninguno de los realmente importantes son ni
serán puestos jamás a disposición de “la gente”, pero por algunas referencias estamos
en condiciones de reconstruir a grandes rasgos lo acontecido.
Muy probablemente, Podemos es una creación de los servicios de
análisis e intervención estratégica del ministerio de Defensa, trabajando en
colaboración con el CNI. Una intervención muy similar efectuó el ejército en
1973-1977 para relanzar al PSOE, logrando hacer de un partido agonizante, que
apenas nada había hecho contra el franquismo, en la primera fuerza política. Es
criatura política, además, de la banca, en particular del Banco de Santander,
que tiene situados a hombres de su confianza dentro de la oligarquía de Podemos.
En tercer lugar, está siendo lanzado por los núcleos de dirección de la gran
patronal española. Ha cooperado, asimismo, la embajada de EEUU. De eso modo, lo
que era un grupúsculo marginal aferrado al chavismo y al fascismo islámico se
ha hecho una fuerza política al parecer arrolladora electoralmente, aunque con
una base organizada débil, pues es un partido de votantes y no de militantes, o
sea una formación postmoderna.
¿Por qué ellos y no algún otro de los cientos de candidatos, grupos y
grupitos, aspirantes a ser subsidiados por los amos del dinero y por el Estado?
Para lo que las elites del poder requieren, a saber, implantar en lo que llaman
España el modelo chino de producción, lo que será una nueva revolución
industrial, necesitaban una fuerza de izquierda, ítem más, en sus orígenes de
extrema izquierda. Dicho de otro modo, les es imprescindible una formación
“anticapitalista” para relanzar el proceso de acumulación e instaurar formas
bastante agresivas de capitalismo, como es de sentido común. En segundo lugar,
porque dada la proclividad de los jefes de Podemos, de casi todos ellos y
ellas, a entregarse por dinero al mejor postor, pueden tener la seguridad de
que su marioneta política les va a ser del todo dócil.
También, porque lo anómalo de la historia del país, donde la guerra
civil y el franquismo siguen siendo asunto de actualidad, aconsejaba acudir a
una fuerza de izquierda, pero a una nueva, dado el anquilosamiento,
desprestigio y marginalidad irremediables del PCE-IU. Finalmente, la mentalidad
estalinista de los jerarcas de Podemos ha pesado mucho en la elección, pues de
lo que se trata es de constituir un movimiento populista hiper-jerarquizado cada
vez más volteado hacia la derecha, hasta llegar a ser extrema derecha renovada
y actualizada.
El lado relativamente negativo, para el poder, del partido-montaje es
precisamente la codicia infinita de sus jefes, la mayoría de ellos y ellas
metidos ya en asuntos turbios de dinero[2].
Otra es la insustancialidad, arrogancia, mediocridad e ignorancia de tales
mandamases, que se limitan a repetir consignas rancias y panfletos pasados de
moda, todos ellos referidos a dinero, dado que en su cabeza no parece caber ninguna
otra idea o categoría. Está, además, su debilidad organizativa. En cuanto
lugar, su tendencia a las querellas internas, que se agudizará una vez que
quede en claro que no sacarán tantos votos como esperan, lo que significa que
no habrá puestos gubernamentales o estatales ni dinero para toda la masa de arribistas
de izquierda que conforman Podemos. Además, la situación en Venezuela se
deteriora deprisa, y un alzamiento popular contra el chavismo sería un severo
golpe a aquél. Pero quienes lo promueven desde el Estado lo conciben como una formación
de “usar y tirar”, buena para un tiempo y luego a sustituir por otro invento político
de los todopoderosos planificadores y estrategas de las instituciones claves
del poder.
El asunto Podemos demuestra, también, que las clases pudientes y mandantes
ya no logran encontrar personal político de calidad, debido a la general
desintegración de la vida social y de la valía de la persona que ellas mismas
han originado.
De algo no hay duda, de que lo que unifica al partido-montaje es el
dinero, y el medro en tanto que procedimiento para conseguir más dinero. Ese es
su monodiscurso, el del dinero. Además, sus jefes y cuadros son sin ideología,
al proceder de una larga sucesión de derrotas políticas decisivas, desde la
URSS a Cuba, Bolivia y, sobre todo, Venezuela, de manera que no creen en nada…
salvo en el dinero[3].
Su repudio de la moralidad así como su incultura, zoologismo y zafiedad, que
les hace despreciar los bienes y valores espirituales, harán de ellos sujetos
entregados a podredumbres, corruptelas y componendas mil, así como a las
atrocidades perpetradas en loor de la razón de Estado.
Podemos, en tanto que dirigentes, cuadros, afiliados (militantes no
tiene) y votantes está unificado por la envidia hacia la gran burguesía, a la
que desea imitar en el consumo, el lujo y el goce. Por eso su meta es hacerse
burguesía de Estado.
Quienes otorgan al dinero una centralidad absoluta no pueden ser
honrados, pues es inevitable que dediquen sus vidas a obtener lo que para ellos
es el sumo bien, el dinero. Ni la derecha, que idolatra el dinero pero no suele
decirlo, ni la izquierda, que lo reverencia y sí lo dice, pueden ser decentes.
La integridad proviene de tener valores, metas trascendentes e ideales, de
dotarse de formación moral y preferir los bienes inmateriales (la libertad, la
virtud, la verdad, el conocimiento, la convivencia, el amor, la belleza, el
bien ético, la revolución…) a los materiales. Eso no existe en Podemos.
(Continuará)
[1]
La operación Podemos se comprende, al estar implícitamente descrita en él,
desde el libro de Raúl Eguizábal, “Las
industrias de la conciencia. Una historia social de la publicidad en España
(1975-2009)”, que no sólo se ocupa de la mercadotecnia comercial sino también
de la política.
[2]
De ellos el caso más esclarecedor es el de Manuela Carmena, candidata por Madrid.
Ésta no sólo hace declaraciones entusiastas sobre la Sección Femenina
falangista-franquista (asunto común a casi todo el feminismo) sino que al ser pillada
en flagrante corrupción legal e inmoralidad obvia replica con las peores mañas
de la clase política. Todo indica que la neo-casta podemita es peor que la vieja
casta, y que el partido de Pablo Iglesias será, junto con el PSOE, PP, CiU, el
Movimiento Nacional franquista, los prebostes del Trienio Liberal, o
Constitucional, (1820-1823) y el equipo del duque de Lerma (valido de Felipe
III), la formación más sucia e inmoral de nuestra historia. Por lo demás, la
proclividad de sus jefas y jefes a mirar con simpatía a los fascismos,
especialmente al iraní pero también al franquismo en varias de sus
realizaciones, es uno de los datos más inquietantes de aquél, dado que el
populismo (que su jefe ya no oculta) es una de las bases ideológicas de todos
los fascismos, laicos y religiosos.
[3]
Un caso con muchas similitudes con Podemos es el del Partido de los
Trabajadores del Brasil, llegado al gobierno en 2004 bajo la dirección de J.I.
Lula da Silva y hoy timoneado por Dilma Rousseff. Ha cumplido a medias los objetivos
que le marcó el Estado y la gran burguesía, elevar a ese país al rango de gran
potencia, y ahora vegeta aferrado a la represión, la corrupción, el
estancamiento económico y el descrédito popular. Con este caso el prestigio de
la izquierda a escala planetaria se ha erosionado aún más, al mostrar que en
determinadas condiciones es la opción política favorita del capital.
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